El ejercicio físico y el deporte moderado son imprescindibles para la salud en todas las etapas de la vida. Los niños incluso antes de nacer se mueven dentro del vientre materno imitando ser boxeadores o ciclistas. Durante los primeros meses, patalean cuando están libres de las ataduras del pañal o la ropa, después gatean y más tarde saltan y corren sin apenas cansarse. Con el deporte colectivo y con el juego, los niños y adolescentes entrenan no sólo los órganos cardiocirculatorio, respiratorio y musculoesqueletico, también la coordinación motora, la inteligencia y tolerancia al cansancio y al dolor. Con el deporte en grupo, entrenan el valor del esfuerzo y la solidaridad, el compromiso con el grupo y aprenden a conocer y tolerar tanto el éxito como el fracaso. El juego y el deporte colectivo es una verdadera escuela de la vida.
Los niños y adolescentes que juegan están sanos, tanto del cuerpo como del alma. El juego y el deporte necesitan de un compromiso activo del que lo realiza, imposible de hacer en ausencia de salud física o mental. Cuando un niño acude a la consulta reglada o de urgencia, observo como se mueve, como juega, si está interesado por los juguetes y si desarrolla actividad física; en estos casos me tranquilizo porque sospecho estar ante un niño bastante o totalmente sano, independientemente de que consulte por fiebre, tos, vómitos o diarrea. Sin embargo, cuando observo a un niño decaído o triste, que no presta atención a los objetos interesantes que le rodean, pongo toda mi atención porque seguramente estoy ante un enfermo, bien del cuerpo o bien del alma. Los padres deben aprender que tanto el juego como el deporte moderado son imprescindibles para que sus hijos crezcan sanos. No es una pérdida de tiempo, es la verdadera escuela, la universidad de los niños y el verdadero termómetro que mide su salud.
En mis libros siempre insisto en estas verdades. Tanto en el último, “Recuerdos y Confesiones” como en el anterior, “La casa de los seis balcones”, existen personajes que sobreviven gracias al deporte.
Juan Casado. Pediatra emérito del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús de Madrid y de la UAM.
